segunda-feira, 6 de setembro de 2010

Deja la ira secar



Mariana estaba muy feliz porque le habían acabado de regalar un precioso juego de té azul con lunares amarillos. Sin embargo, no lo pudo estrenar porque tenía que salir con su madre. Julia, su mejor amiga, le pidió prestado su precioso y nuevo juego de té para jugar en el playground. Lo cierto es que Mariana no lo quería prestar pero Julia era muy insistente. Así que Mariana cedió pero se lo dejó claro: era un regalo muy preciado.

Al regresar a casa, Mariana se sorprendió al ver su juego de té tirado al suelo. Faltaban unas cuantas tazas y la bandejita estaba rota. Llorando y muy nerviosa, Mariana explotó: ¿Estás viendo, mamá, lo que me ha hecho Julia? Me pidió prestado mi juguete nuevo, lo estropeó y en cima lo ha dejado tirado en el suelo. Mariana estaba muy disgustada, quería ir de inmediato al piso de Julia a pedirle explicaciones.

Pero su mamá, con mucho amor, le dijo: - Cielo, ¿te acuerdas de aquel día en que saliste con tu vestido blanco nuevo y un coche que pasaba te tiró barro en la ropa? Al llegar a casa querías limpiarlo de inmediato, y la abuela no te lo permitió. ¿Te acuerdas lo que te dijo la abuela? Para limpiar el barro primero hay que dejar que se seque. Después es mucho más fácil limpiarlo. Hija mía, con la ira pasa lo mismo. Deja, primero, que la ira se seque. Entonces todo será mucho más fácil de solucionar.

Mariana no lo entendío muy bien, pero decidió hacerle caso e dejar pasar un rato mientras miraba la televisión. Poco después sonó el timbre. Era Julia, estaba muy triste y traía una caja entre las manos. Sin que a penas Mariana tuviera oportunidad de hablar, Julia le dijo: - Mariana, ¿te acuerdas de aquel niño que siempre nos persigue? Pues él quiso jugar conmigo y como no le dejé, se enfadó y rompió tu juego de té. Lo conté todo a mi mamá, y ella, de seguida, se fue corriendo a comprarte otro igual. Por favor, no te enfades conmigo. No fue culpa mía.

No te preocupes", dijo Mariana, “mi ira ya se secó”. Y cogiendo a Julia de la mano la llevó a su habitación para explicarle un cuento: el del vestido blanco nuevo que se había manchado de barro.

1 comentário:

  1. Este texto me lo pasó en portugués una prima y me pareció que todos, alguna que otra vez, tuvimos que dejar secar nuestra ira... seguro que todavía serán muchas las veces en que pensaremos en Mariana y su precioso juego de té antes de sufrir y hacer llorar a más de un amigo, un compañero de trabajo o un familiar. Yo hoy mismo cogí el trapo de la fe y de esperanza y sequé mi ira... todavía quedan algunas gotas... pero espero que pronto no quede ninguna.

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