quarta-feira, 15 de dezembro de 2010

103 años de historia

Texto: Karla Andrade e Foto: JPauloCV


Más un año que se va y otro que se inicia... optimista, lleno de ilusiones y buenos propósitos.

Cada año volvemos a hacer, aunque no lo parezca, casi lo mismo que en años anteriores. Intentamos empezar las clases de inglés que se nos atraganta desde el instituto, o la gimnasia, que no hay manera de dar continuidad más allá de los primeros meses de cada año. Nos vamos de vacaciones por Semana Santa, en agosto, y en los puentes. Celebramos el día de la madre, del padre, de los enamorados y, ¿como no?, los cumpleaños.

Sin embargo, algunos hacen mucho más que vivir año tras año lo mismo, con muy pocas variaciones. Algunos hacen historia, dejan huella... una huella imborrable en el transcurso del tiempo.

Uno de esos genios más humanos es Oscar Niemeyer, que con su trabajo ha tratado de combatir las desigualdades sociales. Con ese espíritu se creó la capital de Brasil, Brasília.

A sus recién cumplidos 103 años, este brasileño, nacido en Río de Janeiro, sigue haciendo de su vida un modelo a seguir. Cada día va a trabajar al despacho con vistas sobre la "princesa del mar", como cariñosamente es conocida Copacabana. Actualmente trabaja en quince proyectos arquitectónicos -entre ellos el Centro Cultural Internacional Oscar Niemeyer, en Asturias-, y a pesar de su edad su trazo sigue firme y su cabeza, llena de ideas, muy lúcida.

Uno de los padres de la arquitectura moderna, Niemeyer sigue inquieto, escribiendo, creando, componiendo. Es uno de los fundadores del periódico trimestral Nosso Caminho, dedicado a estudiantes, profesores y amantes de la arquitectura en general, que también incluye tratados en política, filosofía, literatura, artes plásticas y economía.

Aunque no piensa dedicarse al mundo de la música, Niemeyer compuso Tranquilo com a Vida, una samba que habla de la gente sencilla de las favelas y de como no perder la esperanza frente a las injusticias sociales. La compuso hace un año, mientras "se aburría en un hospital" tras una operación.

103 años de vida, de historia, de arte, que se mezclan con la propia historia de Brasil, su crecimiento y su gente, cuyo espíritu siempre positivo y amable se logró con mucho trabajo, pero sobre todo con ilusión y valor.

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